Cómo escoger colchones para niños
Muchos de nuestros clientes se preguntan cuál es el mejor colchón del mercado. Sobre todo, cuando se trata de niños en pleno proceso de desarrollo.
En el caso de los niños, el colchón debe adaptarse a sus necesidades, a su ritmo de crecimiento. Como en el caso de los adultos, hemos de apostar por la máxima firmeza y confort. Otros factores a tener siempre en cuenta son la transpirabilidad y la higiene.
Colchones para bebés
Teniendo en cuenta que, en esta etapa, los niños pasarán gran parte del tiempo durmiendo, la elección de un buen colchón es vital. Se recomiendan colchones con las siguientes características:
- Firmeza alta: con buena adaptabilidad sobre todo en la zona de la cabeza para evitar el riesgo de plagiocefalia postural.
- Máxima higiene: los bebés suelen sufrir escapes del pañal o vomitar sobre el colchón. Por eso tenemos que elegir un colchón que se pueda limpiar con facilidad. Por ejemplo, los desenfundables con una funda transpirable y lavable en lavadora.
- Frescos y transpirables: es indispensable un colchón anti-asfixia, los que no crean efecto molde en la cabeza del bebé.
- Máxima seguridad: el sistema de descanso ha de estar diseñado para que el bebé duerma siempre en la parte central del colchón.
Colchones para niños de entre 2 y 9 años
En esta etapa, cuando pasan de la cuna a su primera cama, hay que garantizar una buena calidad de descanso, clave para su rendimiento intelectual y físico. A partir de los 2 años, se puede adquirir un colchón de transición, a medio camino entre la cuna y la cama. Hace falta un nivel de firmeza alta que se adapte a cada parte del cuerpo y favorezca el adecuado alineamiento de la columna. Es importante además asegurar la máxima transpiración para mejorar la calidad del descanso. Aquí también serán mejores los colchones desenfundables con fundas lavables.
Colchones para niños de más de 10 años
En esta etapa es cuando empiezan a experimentar los cambios físicos más importantes. Características principales del equipo de descanso:
- Firmeza adaptada a cada etapa del crecimiento.
- Máximo confort: hay colchones evolutivos o ‘multi-etapas’ con acolchados diferenciados capaces de adaptarse a las necesidades de confort de las distintas fases del crecimiento.
Alta transpirabilidad: en la preadolescencia puede darse un exceso de sudoración nocturna por los cambios hormonales.